Rossell, conserva algunas de las impresionantes balmas en las que se refugiaban los pastores cataros en sus travesías por la Tinença de Benifassà, que se pueden descubrir por medio de una espectacular ruta señalizada en postes y track. En el centro urbano se encuentra el primer mural turístico dedicado a los peregrinos cataros y a su anhelo para que “el llorer reverdeixi”.