Sant Mateu fue el mayor refugio de las comunidades de cátaros del sur de Europa pues acogió a muchas familias de bons homes y dones exiliados desde diferentes poblaciones de Occitania. Una familia muy destacada fue las de los Mauri, procedentes de Montaillou, muy conocida por ser muy buenos pastores y comerciantes de lana y que ayudaron a Sant Mateu a convertirse en el más importante centro del reino de Valencia en la elaboración y comercio de la lana, muy apreciada en aquellos momentos.

En Sant Mateu a principios del siglo XIV una tercera parte de población era considerada de creencia cátara y su legado persistió entre las tradiciones de la lana, en algunas fuentes y cuevas escondidas en su término municipal y las huellas impregnadas en piedras de su centro histórico y de la ermita de los Ángeles.